Para generar tensión sexual con una chica, tienes que coquetear o flirtear con ella, primero necesitas entender la tensión sexual. Porque el propósito del coqueteo es precisamente generar esa tensión sexual: esa sensación que se crea cuando un hombre desea a una mujer, y a través de su lenguaje corporal, insinuaciones o forma de comportarse, ella lo siente… pero no está del todo segura de si él actuará en consecuencia, ya sea intentando besarla o confesando lo que siente.
Pero eso no sucede (al menos no aún), porque él reprime ese deseo temporalmente debido a algún obstáculo.
Esa tensión del «¿lo hará o no lo hará?» la mantiene en vilo, genera anticipación. Y si es demasiado obvio que él quiere besarla pero no lo hace, la tensión puede ser tan intensa que la haga reír, ruborizarse… o incluso excusarse para tomar aire y escapar de esa carga emocional.
Ahora, sabiendo eso, vayamos a lo que dijiste sobre sentirte ansioso, con miedo de incomodar o molestar si dices algo coqueto.
Eso pasa porque probablemente tienes una creencia muy arraigada de que expresar deseo hacia una mujer es algo no deseado (especialmente si viene de ti), o que hacerlo automáticamente te pone en una posición en la que necesitas que su reacción sea buena para sentirte bien contigo mismo.
Esa mentalidad suele venir de creencias como estas:
1 – «No soy suficiente como soy, así que mi deseo debe ocultarse, controlarse o justificarse.»
Te han condicionado a creer que antes de mostrar interés necesitas permiso. Que debes esperar señales. Que necesitas sentirte seguro primero.
Pero la ironía es: el deseo nunca fue algo seguro. El deseo es atrevido, crudo y honesto.
La creencia de que solo serás aceptado si “eres lo suficientemente bueno” es lo que hace que tu coqueteo se sienta forzado. No son tus palabras, es el miedo detrás de ellas. En algún punto, empezaste a asociar el ser honesto con tu deseo con el rechazo. No cualquier rechazo: uno que duele, que humilla, que confirma tu peor miedo: “no soy suficiente”.
Y entonces empezaste a esconder tu deseo tras una actitud de “buen tipo”, creyendo que podías ganarte la intimidad a través de la seguridad y el confort. Te volviste alérgico a lo polarizante. Evitaste la tensión. Dejaste de arriesgar. Y al hacerlo, te volviste invisible. Porque un deseo que se esconde se convierte en amistad. Y la amistad no excita a una mujer.
Así que no estás ansioso porque coquetear esté mal. Estás ansioso porque crees que está mal cuando tú lo haces, porque en el fondo no crees que tu deseo tenga valor. Crees que es una carga para ella, no un regalo.
2 – «Expresar deseo es algo pervertido o raro.»
Puede que sientas que tu deseo en sí es peligroso, sucio, vergonzoso o que necesita justificación. Así que en lugar de adueñarte de él, tratas de ocultarlo, suavizarlo o disfrazarlo como algo distinto: como ser “respetuoso”, “educado”, “amistoso”…
Aunque lo que realmente quieres es conectar, provocar y generar tensión.
Lo que la mayoría de hombres no entiende es que las mujeres no se incomodan por el deseo, sino por los hombres que se sienten culpables por desear.
Cuando expresas interés desde un lugar centrado, sin expectativas ni necesidad, como una extensión natural de lo que estás sintiendo en ese momento, no resulta amenazante. Resulta magnético y refrescante.
3 – Una visión distorsionada del deseo femenino.
Tal vez interiorizaste la idea de que las mujeres solo quieren ser deseadas por quien ya han elegido antes. Que si no estás “pre-aprobado”, cualquier muestra de atracción sexual y de querer generar tensión sexual de tu parte es inapropiada.
Eso te deja en un rol pasivo, excesivamente cauteloso, esperando una señal verde que quizás nunca llegue, porque no le estás dando nada a lo que ella pueda reaccionar emocionalmente.
En lugar de buscar luces verdes, deberías buscar la ausencia de luces rojas.
Si su expresión es neutral, es decir, si no muestra ni interés ni rechazo, entonces eso ya es suficiente para mostrar interés.
4 – «Las mujeres no quieren ser deseadas a menos que ya estén interesadas.»
Esto crea un callejón sin salida: si no coqueteas, no puedes generar tensión sexual y por tanto, nunca sienten atracción; pero si coqueteas muy pronto, temes espantarlas.
Pero el problema no es el momento, es el marco mental.
Si crees que tu deseo es algo que debe ocultarse, se va a percibir como vergonzoso o necesitado. Pero si lo expresas con seguridad, con juego, sin disculpas, entonces se convierte en lo que realmente es: un regalo.
Las mujeres no se alejan del deseo. Se alejan de la inseguridad envuelta en deseo. Así que el cambio está en dejar de tratar tu deseo como una apuesta que te puede salir mal… y empezar a tratarlo como un regalo que ella tiene la suerte de experimentar… si sabe sostenerlo.
Mini-Movimientos de Bonus para Inyectar Tensión en Cualquier Momento:
Micro-provocación:
“Si sigues mirándome así, vamos a tener un problema… y no estoy seguro de querer solucionarlo.”
Contención inesperada:
Ella se inclina para besarte y tú te apartas apenas un poco, susurrando:
“Aún no. No estás lista para lo que pasa después.”
Invertir la presión con picardía:
“Estás demasiado tranquila para estar tan cerca de mí.”