Si eres como la mayoría de los hombres, seguramente fantaseas con la idea de tener sexo todos los días. Pero sin embargo, si también eres como la mayoría de los hombres entonces seguramente tu novia no siempre le apetece tenerlo y te suelta excusas como que le duele la cabeza. El problema aquí es que en realidad no la estás seduciendo. Hermano, no es como que un día ella vaya a decir: “oye, ahora sí puedes follarme”… Primero tiene que haber tensión sexual. La tensión sexual es algo que se genera, debe haber una escalada, una acumulación, para que luego culmine en sexo como forma de liberar toda esa tensión contenida.

Y eso no se logra teniendo conversaciones lastimeras sobre lo molesto o preocupado que estás porque no están teniendo sexo.

El error que apaga el deseo sexual de las mujeres

o que la mayoría de hombres dicen (un “chequeo emocional” disfrazado de seducción):

—“Siento como que algo está mal entre nosotros… como si estuviéramos desconectados… no sé, quizás soy yo, pero extraño cómo éramos antes.”

Cómo lo recibe ella:
Ahora ella se va a su cabeza, se pregunta si está haciendo algo mal, se siente culpable o a la defensiva. Eso mata por completo la energía sexual.

Ese tipo de conversaciones no crean las condiciones para que ocurra el sexo. Solo la ponen a la defensiva otra vez. No se trata de tener paciencia o de esperar a que algún día le apetezca, como si fueras un campesino esperando que vuelva a salir el sol.

El sexo no ocurre porque hayas esperado lo suficiente o porque lo pediste amablemente… Ocurre porque creaste un contexto donde se siente inevitable, porque la sedujiste.

La tensión sexual es esa sensación de “no deberíamos… pero vamos a hacerlo igual”… eso es el verdadero juego previo.

Demasiados hombres tratan la seducción como una negociación:
—“¿Ya estamos listos?”, “¿Puedo expresar mi frustración porque no estamos teniendo sexo?”

Eso no es seducción. Es presión disfrazada de víctima. No se trata de que ella entienda tu punto de vista, sino de que sienta algo: deseo, picardía, anticipación, ganas de rendirse al momento.

Tener sexo todos los días se logra de la siguiente manera:

encarnando energía sexual en tu presencia y en tus interacciones:

  • Sostener el contacto visual un poco más de la cuenta mientras te muerdes el labio de forma insinuante, mirando sus labios como quien desea pero aún no se decide. Para que ella sienta que la deseas, pero no sepa si vas a actuar en consecuencia.
  • Decir algo con doble sentido, que pueda tomarse como sexual o inocente.
  • Romper el rapport, no como castigo, sino para provocar curiosidad y hacer que ella vuelva a conectar en tus términos.
  • Mostrar contención justo cuando ella espera que hagas un movimiento, para devolverle la tensión a ella.
  • Actuar como si fueras a besarla, solo para retirarte en el último segundo cuando ella lo espera, dejándola con ganas de más.

¿Quieres que se sienta sexual contigo? Sé alguien con quien ella sienta sexualidad. Y eso no se logra poniéndote en plan víctima emocional. Se logra convirtiéndote en el hombre que despierta su lado sexual.

Cómo transformar ese “chequeo emocional” en tensión sexual para que le apetezca tener sexo todos los días:

Pues tienes que ser claro con tus intenciones. ¿Qué significa realmente “ser claro”?

Se trata de mostrar, no de decir:

  • Mostrar que te atrae.
  • Mostrar que no te da miedo coquetear.
  • Mostrar que estás lo suficientemente centrado como para sostener la tensión sexual sin apresurarte ni disculparte.

En lugar de decir: “Quiero acostarme contigo”, di algo como:

Eres el tipo de chica que hace que un hombre se olvide de sus buenas intenciones”
o
“Si sigues mirándome así, voy a dejar de fingir que tengo autocontrol”.

Es juguetón, coqueto, insinuante… y claro.

Se trata de insinuar el deseo, no de declararlo. Es decir, comunicar el deseo entre líneas:

En vez de: “Te deseo.”
Di: “Hay algo en ti que hace muy difícil comportarse.”

En vez de: “Quiero acostarme contigo.”
Di: “Probablemente no debería estar pensando lo que estoy pensando ahora.”

De esta manera, haces que ella sienta que estás teniendo pensamientos sexuales… pero no lo dices directamente. Eso abre la puerta al juego, al coqueteo, a que ella responda sin sentirse arrinconada.

Pelicula vs entrevista de trabajo

Piensa como en una escena de película, no como en una entrevista de trabajo.
En una película, cuando un hombre y una mujer se miran, hacen una pausa, sonríen, se inclinan ligeramente hacia el otro… sabes lo que está pasando, aunque nadie diga “Quiero besarte.” Eso es deseo implícito.

En una entrevista de trabajo, todo es directo, lógico, enfocado en el desempeño:

Eso es exactamente lo que muchos hombres parecen cuando dicen:

  • “Me gustas. ¿Tú también sientes lo mismo?”
  • “Quiero una relación. ¿Estás abierta a eso?”
  • “Creo que deberíamos tener una cita.”

Todo está centrado en el resultado, y ese tipo de conversación tiende a matar la chispa.

Pero en una película, en lugar de decir “Me gustas”, te inclinas ligeramente, mantienes la mirada un segundo más de lo normal, y con una sonrisa dices:

“Estás jugando conmigo, ¿verdad?”

O tal vez, después de que ella diga algo un poco atrevido, sonríes, niegas con la cabeza y murmuras:

“Ves… ahora solo estás haciendo que me cueste más comportarme.”

No estás declarando tus sentimientos como si fuera una confesión escolar. Estás dejando que ella los sienta. Las palabras son juguetonas, coquetean con el límite y construyen tensión emocional. Estás invitándola a un momento, no proponiéndole un trato.

Es la diferencia entre decir “Me gustas” y hacer que lo sienta sin que jamás tengas que deletrearlo.
Eso es deseo implícito… y llega mucho más profundo.

—“¿Sabes qué es peligroso de ti? Que te alejas justo lo suficiente como para que quiera perseguirte otra vez… pero no estoy seguro si voy a besarte o a empujarte contra la pared cuando te atrape.”

No estás suplicando conexión. Estás creando una capa emocional nueva, un juego, un desafío cargado, una amenaza juguetona, una chispa de curiosidad. Estás encarnando control y tensión sexual, no buscando seguridad emocional.

Version beta:

«Aprecio los abrazos y todo eso, pero la verdad… necesito más que eso. Está empezando a sentirse un poco unilateral.”

Versión seductora:

“¿Sabes qué es cruel? La forma en que te enredas en mí así, toda cálida y dulce… y luego finges que no sabes exactamente lo que eso me provoca.”

Estás señalando la tensión con una sonrisa, no con una queja. Estás validando la cercanía física mientras introduces el deseo como una consecuencia natural, no como una exigencia. Eso hace que el sexo se sienta como algo inevitable.

Otra cosa que debes entender: nunca puedes molestarte porque ella no quiera sexo ni quejarte por ello.
Eso siempre indica que no sabes cómo seducir a tu mujer.
Ella no tiene la culpa de no sentirse excitada.

No te está castigando. Simplemente necesita sentir excitación.
Y si no la siente, es porque no la estás excitando, probablemente por la manera en la que te comportas con ella… demasiado platonismo.
Eso la hace sentir más una energía de amistad que una energía sexual.